Aunque esta es una experiencia recomendada y adecuada para casi todas las edades y formas físicas, sí que debemos plantearnos entrenar para hacer el Camino de Santiago. No estamos hablando de la misma preparación que requiere una maratón, ni de lejos, pero sí que debemos tener en cuenta que el Camino de Santiago va a requerir de un esfuerzo continuado durante varios días seguidos que nuestro cuerpo, normalmente, no está acostumbrado a realizar.
Por eso, es aconsejable realizar un entrenamiento que será sencillo, pero que también deberá ser constante, para llegar a la etapa de salida de nuestro Camino de Santiago en plena forma para disfrutarlo a tope hasta llegar a los pies del Apóstol.
Entrenar para el Camino de Santiago: preparación física y mental
Lo primero que debes saber a la hora de planificar tu Camino de Santiago es que, aunque lo normal es que la media de kilómetros de cada etapa ronde los veinte o veinticinco kilómetros, Rutas Meigas puede organizarlo de la forma en la que a ti te resulte más cómodo y conveniente. Tenemos rutas ya estandarizadas como el Camino Francés de Sarria a Santiago en Etapas Cortas, pero podemos adecuar cualquiera de las variantes a lo que necesites.
En lo que respecta a la forma física, antes de comenzar nuestro Camino de Santiago es conveniente que nuestros músculos estén tonificados. No es necesario que te apuntes al gimnasio ni que te machaques en interminables sesiones, bastará con que comiences realizando caminatas en función de tus hábitos y posibilidades. Pero sí que debes pensar en entrenar para hacer el Camino de Santiago si quieres llegar en perfectas condiciones a recoger la ansiada Compostela en la Oficina del Peregrino.
Puedes empezar con tramos más cortos y llanos e ir aumentando en extensión e intensidad. Debes pensar que el Camino de Santiago es una ruta de esfuerzo acumulativo, de varios días seguidos caminando, por lo que es bueno que tu cuerpo se habitúe a este ritmo. La dificultad no estriba tanto en cada una de las etapas, sino en la continuidad. También debes tener en cuenta los distintos firmes que te vas a encontrar en cada una de las etapas y que la ruta jacobea está llena de subidas y bajadas.
También es recomendable, tanto en el entrenamiento previo como antes y después de cada etapa del Camino de Santiago hacer unos pequeños ejercicios de estiramiento y calentamiento. Tendremos especial cuidado con las piernas, sobre todo gemelos y musculatura de los muslos (cuádriceps e isquiotibiales).
Igual de importante que entrenar para hacer el Camino de Santiago, es que tengas en mente que el Camino de Santiago debes hacerlo a tu propio ritmo. Da igual si vienes acompañado por más gente, por tu pareja, por familia o por amigos. Cada uno debe hacer el Camino de Santiago en función de lo que su cuerpo le pida. Ya os iréis encontrando en algunos tramos, pero no trates de depender constantemente del paso de otro peregrino que camine más rápido o más lento que tú. El Camino de Santiago se hace para uno mismo.
Entrenar para el Camino de Santiago: cuida tus pies antes, durante y después
Aunque es conveniente ejercitar nuestras piernas para que estén a punto y tonificadas para hacer el Camino de Santiago, si hay algo que nos puede jugar una mala pasada son nuestros pies.
Intenta empezar tu ruta con los pies bien cuidados, hidratados y con las uñas bien recortadas y sin picos, ya que al caminar podrían producirte alguna herida.
Para tener más estabilidad y un mejor apoyo corporal, es buena idea caminar con bastones. Los hay plegables, muy ligeros, que no te pesarán a la hora de cargarlos cuando no los estés usando. Es bueno que te pares a descansar un momento cada hora caminada, unos cinco o diez minutos.
Al finalizar cada una de las etapas del Camino de Santiago, es bueno que laves los pies con cuidado, los seques muy bien y los revises para poder localizar cualquier rozadura o ampolla incipiente. Si las encuentras, protégelas con un apósito. Las Compeed van fenomenal para curar y para evitar que haya más roce mientras caminas. Es bueno que, cuando llegues a la localidad de destino, los pies respiren el mayor tiempo posible, tratando de llevar un calzado más abierto que el hayas usado para caminar.
La ropa y el calzado adecuados para hacer el Camino de Santiago
El primer mandamiento del Camino de Santiago es que no estrenes calzado ni calcetines. Da igual que sean unas excelentes botas de caminar o unos calcetines sin costuras. Te van a producir rozaduras con total seguridad.
Por eso es importante que traigas un calzado al que estés habituado, lo ideal es que sea el mismo con el que has estado entrenando para el Camino. Debe de ser un tipo de zapato que te sujete bien el pie y los tobillos, con lo que también evitarás torceduras.
Lo mismo sucede con los calcetines, tráete unos que te sean cómodos y a los que tus pies ya estén acostumbrados.
Igualmente, no olvides en tu equipaje ropa muy cómoda para caminar, preferiblemente transpirable y adaptada a la estación del año en la que vayas a caminar. Dado que Rutas Meigas se encarga del transporte de equipajes durante las etapas del Camino de Santiago, puedes optar por traer prendas más de vestir para cambiarte en la localidad de destino sin preocuparte por cargar en exceso. Hay algunos imprescindibles para hacer el Camino de Santiago, pero puedes traer lo que te apetezca.
Ojo con las espalda: mochila y equipaje en el Camino de Santiago
Uno de los grandes problemas de los peregrinos en el Camino de Santiago es el peso con el que cargan en sus mochilas. Día tras día, kilómetro a kilómetro, la espalda y el cuello se acaban resistiendo.
Y aunque para muchos peregrinos cargar con su equipaje forma parte de la penitencia y de la experiencia más auténtica de hacer el Camino de Santiago, lo más recomendable para la salud de nuestra espalda es evitar este tipo de sobreesfuerzos.
Rutas Meigas se encarga del traslado de equipajes en el Camino de Santiago. Te recomendamos que solamente traigas una pequeña mochila en la que puedas llevar contigo tu documentación personal, agua y algún tentempié, un chubasquero o crema solar, dependiendo del clima, o un pequeño botiquín, por ejemplo. De todo lo demás, nos ocupamos nosotros.
¡Buen Camino!
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