Logroño, nuestro punto de partida
Todo el casco histórico de Logroño conserva vestigios de la importante tradición jacobea de la ciudad, en la que la llegada de peregrinos desde siglo XI fue fundamental para su desarrollo. Prueba de ello son monumentos como la fuente de los peregrinos. La ciudad de Logroño ya estaba mencionada en el Códice Calixtino, que se considera la primera guía de viaje del Camino de Santiago. Por supuesto, el primer día de nuestro viaje, es importante dar un paseo por la famosa calle Laurel.
El Camino Francés desde Logroño a Burgos discurre en el tramo que pasa por La Rioja por zonas con algunas subidas y bajadas. Nada más salir de La Rioja para entrar en Castilla León, el terreno se vuelve más llano cuando entramos en la meseta. En este Camino de Santiago desde Logroño a Burgos no encontraremos grandes subidas y bajadas por tratarse de un tramo muy llano del Camino Francés. Por ejemplo, en la primera etapa encontramos el Alto de la Grajera y el Alto de San Antón, cuyas subidas son bastante progresivas.
En la penúltima etapa pasaremos por el conocido yacimiento de Atapuerca.
En la ciudad de Burgos podemos optar por el río. El trazado tradicional se ha convertido en una zona industrial un poco menos agradable para caminar.
En nuestro destino nos espera la ciudad de Burgos, una de las principales obras del gótico español. La magnífica Catedral de Burgos, visita obligada una vez finalizado este tramo del Camino Francés.
La llegada a Burgos no es el final, sino una pausa en el camino, que debe continuar hasta llegar a Santiago de Compostela.
¡BUEN CAMINO!