El Camino Inglés
Aunque es bien conocida la ruta del Camino Francés que, durante la Edad Media, unió Compostela con el resto de Europa, fueron muchos los pueblos que, en lugar de tomar este camino a pie, comenzaron su travesía en barco desde sus países de origen. De esta variante que seguía por mar el Camino hacia Santiago, nace el Camino Inglés.
Comercio, peregrinaciones y Cruzadas en el Camino Inglés
De fuerte tradición marinera, los pueblos procedentes del norte, de Suecia, de Noruega, de Finlandia, de Dinamarca, de Islandia y, sobre todo, ingleses, escoceses, irlandeses y flamencos emprendían una parte de su viaje en barco para alcanzar los puertos de Galicia, principalmente los de Ferrol, Coruña y Betanzos. Sí, es verdad que durante mucho tiempo estos pueblos también llegaron a nuestras costas con ánimo saqueador y de conquista, pero el Camino de Santiago los atrajo como peregrinos, sobre todo en el momento en el que la religión católica era la más extendida en esos territorios. De hecho, el origen de esta ruta podemos datarla en el siglo XII, concretamente en 1.147 cuando, camino a Tierra Santa, una escuadra cruzada de trece mil ingleses, alemanes y flamencos hicieron una parada en el puerto de Coruña para continuar peregrinando a pie a Compostela a rogar la bendición del Apóstol Santiago de camino a su lucha por los Santos Lugares.
El Camino Inglés y la Guerra de los Cien Años
Durante el s. XIV, esta ruta alcanza gran relevancia ya que la Guerra de los Cien Años, hacía insegura la ruta por territorio francés y estaba, además, vetado el paso a los ingleses. Tanto en el s. XIV como en el siguiente, en el XV, la afluencia de peregrinos por el Camino Inglés era enorme, no solo por la devoción a la figura del Apóstol, sino porque estas rutas de peregrinación eran también importantes rutas comerciales, lo que facilitaba la movilidad de personas y mercancías. Entre los mencionados anteriormente, los puertos de llegada más importantes eran los de Coruña y Ferrol, aunque en el s. XIV también tenía gran relevancia el puerto de Betanzos.
La decadencia del Camino Inglés
En el s. XVI, Enrique VIII decidió romper con la Iglesia Católica, lo que supuso la práctica desaparición de esta ruta. Aunque hay que tener también en cuenta otros factores para el decaimiento de este Camino Inglés por mar. Por una parte, hay que comprender que, en aquellos tiempos, la travesía era francamente penosa. Generalmente, estábamos hablando de entre cinco y diez días de navegación, en condiciones deplorables, sufriendo mareos, la higiene regular de la época, escasez de comida o alimentos en mal estado y, también el frecuente saqueo de los piratas. De hecho, fue justo en el s. XVI y precisamente relacionada con los ataques de los piratas, cuando se produjo una de las anécdotas más curiosas acerca de las reliquias del Apóstol Santiago.
El pirata Drake y la desaparición de las reliquias del Apóstol
Entre los muchos piratas que surcaban los mares y océanos en el s. XVI, se encontraba el pirata Drake, Sir Francis Drake para los ingleses, una figura que acosó literalmente las costas gallegas, pero al que la ciudad de Coruña, capitaneada por María Pita, mandó de vuelta al mar con el rabo entre las piernas. Pues bien, ante el temor de un más que probable ataque de Drake a Compostela, donde el más preciado tesoro eran las reliquias del Apóstol Santiago, el Arzobispo San Clemente decidió esconderlas en un lugar seguro. Fue tal el celo del Arzobispo a la hora de elegir el escondite, que no pudieron ser encontradas hasta el s. XIX.
Esta laguna de tres siglos con las reliquias del Apóstol “desaparecidas”, supuso una importante caída del número de peregrinaciones a Santiago en todas sus variantes, que no se recuperaron hasta el s. XIX. En el caso del Camino Inglés, la ruta no recupera su pulso hasta el s. XX.
El Camino Inglés hoy
El Camino Inglés es ideal para los peregrinos que buscan tranquilidad, ya que es una ruta muy poco concurrida. Combina, además, los paisajes marítimos del inicio, en pleno Océano Atlántico, y las zonas rurales de interior en el resto del recorrido.
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El Camino Inglés desde Coruña
Desde el inicio de las peregrinaciones, era la Torre de Hércules el faro que saludaba y guiaba a los marineros que se acercaban a la ciudad de A Coruña. En funcionamiento desde el s. II, es el faro más antiguo del mundo y el único romano en pie, aunque ha sufrido remodelaciones. En el año 2009 fue declarado Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
La ruta del Camino Inglés desde Coruña es más corta que la que comienza en Ferrol y no alcanza los cien kilómetros, por lo que, aunque se puede sellar la credencial en cada una de las etapas, no es posible conseguir la Compostela al llegar a Santiago, a menos que se provenga de Coruña y se hayan visitado, previamente, los lugares jacobeos de la ciudad.
Todo el trazado es bastante asequible, solo con algunos ascensos, y transcurre por zonas rurales y tramos de bosques muy agradables, una vez dejamos la ciudad de Coruña.
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El Camino Inglés desde Ferrol
El trazado de este Camino Inglés desde Ferrol a Santiago es de una dificultad media-baja. Son menos de ciento veinte kilómetros que comienzan en zonas prácticamente urbanas para adentrarse en el tercer día en las maravillosas Fragas do Eume. Únicamente en nuestro quinto día, en la etapa entre Betanzos y Hospital de Bruma nos vamos a encontrar alguna zona algo más escarpada y exigente. Caminamos siempre hacia el sur y hacia el interior, por lo que, a partir del quinto día nos despediremos de la costa. Antes de eso, sin embargo, tenemos un fin de etapa en la localidad de Betanzos. Si bien, en todo el recorrido podremos disfrutar, como es natural en Galicia, de una fantástica gastronomía, no podemos dejar pasar nuestra visita a Betanzos sin probar su mundialmente famosa tortilla de patatas.
Es posible acortar los días de recorrido de este Camino Inglés desde Ferrol optando por la variante de Pontedeume, que alarga los kilómetros de una de las etapas para hacer la ruta en siete días, en lugar de ocho.
La entrada a Santiago de Compostela, comienza en una pequeña zona industrial, alcanza enseguida la preciosa zona del Convento de San Francisco para llevarnos hasta el Casco histórico y, directamente, a la Plaza del Obradoiro.
Ambas rutas convergen en la localidad de Bruma y el trazado de los últimos cuarenta kilómetros hasta llegar a Compostela es el mismo.
¡BUEN CAMINO!
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