Uno de los momentos más deseados por los peregrinos al final del Camino de Santiago es disfrutar de la misa en la Catedral confiando en poder ver el Botafumeiro en funcionamiento.
El vuelo de este incensario gigante, manejado por los tiraboleiros y acompañado por la música del Himno del Apóstol en el órgano barroco de la Catedral de Santiago de Compostela es un momento verdaderamente sobrecogedor e inolvidable.
¿Qué es exactamente el Botafumeiro?
Pues el Botafumeiro es uno de los símbolos más conocidos de la Catedral de Santiago de Compostela y, posiblemente de toda la ciudad. También del Camino de Santiago, ya que los peregrinos esperan disfrutar de su vuelo al final de su Ruta Jacobea.
Este incensario enorme, de metro y medio de altura, nada menos, y cuelga de la cúpula central de la Catedral de Santiago de Compostela a una altura de veinte metros. Se mueve por un sistema de poleas desde delante del Altar Mayor hacia ambos lados de las naves laterales.
Para realizar el impresionante vuelo, en el que casi alcanza los 70 km/hora, son necesarios ocho hombres, conocidos como tiraboleiros, siempre vestidos con una túnica granate.
En realidad, el uso del Botafumeiro en la Catedral de Santiago de Compostela es exactamente el mismo que se le da a un incensario en cualquier otra iglesia durante la liturgia, solo que este es simplemente enorme, el más grande del mundo.
Pero ¿conocéis cuál el origen del Botafumeiro?
Origen del Botafumeiro de la Catedral de Santiago de Compostela
La palabra Botafumeiro significa justo incensario en gallego o, si lo preferís, “lo que echa humo”, aunque la primera referencia que tenemos de él lo denomina Turibulum Magnum. Esta mención la encontramos nada menos que en el Códex Calixtinus, manuscrito de mediados del s. XII, y que incluye también, en su libro V, la primera guía del peregrino a Compostela.
Y, aunque como decíamos, el Botafumeiro funciona como cualquier incensario durante la liturgia, su origen fue más bien práctico y de enorme necesidad en el origen de las peregrinaciones en la Edad Media.
Un (necesario) ambientador para la Catedral de Santiago
Muchos de los que nos leéis sois peregrinos y sabéis lo que cuesta llegar al final del Camino de Santiago. Peregrinar es una experiencia de lo más gratificante, pero también tiene sus momentos de dureza. Ahora, imaginaos lo que era hacer el Camino de Santiago en la Edad Media.
Sin tren, avión, automóvil o transfer que acercase a los peregrinos al punto de inicio, el Camino de Santiago empezaba siempre en la puerta de sus casas, viviesen donde viviesen, y las penalidades entonces eran muchas. Eso también formaba parte del sacrificio que era la peregrinación. Sin transporte de mochilas entre etapa y etapa, sin un lugar en el que descansar adecuadamente, sin apenas higiene, los peregrinos alcanzaban la meta de Compostela en condiciones bastante penosas. Y, una vez llegaban a la Catedral, la inmensa mayoría de estos peregrinos, dormían dentro de ella. Es más, muchos de ellos incluso hacían vida dentro de la Catedral durante varios días.
Por más que hubiese un primer momento de higiene antes de entrar a la ciudad, en Lavacolla, cuyo nombre viene precisamente de “lavar cuello” o que, ante la Puerta del Paraíso (actualmente Azabachería) hubiese una fuente con agua donde volvían a asearse, el fuerte olor dentro de la Catedral era inevitable. Y realmente muy intenso. De ahí que se decidiese usar incienso para ambientar el interior del templo. Y sí, se necesitaban enormes cantidades, de ahí el tamaño del Botafumeiro.
Lo que comenzó como una necesidad práctica, ha permanecido en el tiempo como una de las más hermosas tradiciones en la ciudad del Apóstol Santiago.
El mecanismo del Botafumeiro es muy seguro y en sus más de ochocientos años de historia, sólo ha salido volando en dos ocasiones, una en el siglo XV, cuando se estampó contra la puerta de Platerías en pleno vuelo, y la segunda en el S.XVII, cuando se rompió la cuerda que lo sujeta y cayó al suelo.
Todos los Botafumeiros de la historia
El Botafumeiro, evidentemente, no ha sido el mismo en toda la historia de la Catedral de Santiago. Ha habido varios ejemplares, de los que actualmente se conservan dos.
El más antiguo de ellos es de latón bañado en plata y fue realizado por José Losada en el año 1851, ya que el anterior, original del s.XV, había sido robado durante la ocupación de las tropas de Napoleón. Este es el que se utiliza habitualmente. Lo veremos en el crucero de la Catedral cuando funciona y, cuando no, se guarda en la Biblioteca Capitular.
El segundo Botafumeiro es mucho más nuevo, ya que data del año 1971. Este ejemplar es de plata y fue un regalo de los Alféreces Provisionales al Apóstol Santiago.
Hoy, junto con la Cruz de Santiago, la concha de vieira, el bastón o bordón de peregrino el Botafumeiro es uno de los símbolos más destacados del Camino de Santiago.
¿Cuándo funciona el Botafumeiro?
Esta es la pregunta que más veces nos hacen los peregrinos cuando llegan a Santiago y es normal, ya que junto con la llegada a la Praza do Obradoiro al final del Camino, ver volar al Botafumeiro es uno de los momentos más emocionantes que uno puede vivir en Compostela.
Pero el Botafumeiro, en contra de lo que piensa mucha gente, no se pone en funcionamiento cada día en la Misa del Peregrino, sino que las fechas fijas en las que podemos disfrutar de este maravilloso espectáculo son solamente las siguientes:
- Epifanía del Señor: 6 de enero
- Domingo de Resurrección
- Ascensión del Señor
- Aparición del Apóstol-Clavijo: 23 de mayo
- Pentecostés
- Martirio de Santiago: 25 de julio
- Asunción de María: 15 de agosto
- Todos los Santos: 1 de noviembre
- Cristo Rey
- Inmaculada Concepción: 8 de diciembre
- Navidad: 25 de diciembre
- Traslación del Apóstol Santiago: 30 de
Si queremos disfrutar del vuelo del Botafumeiro en algún otro momento del año, podemos solicitarlo previamente, bajo pago de limosna a la Catedral de unos 300 euros.
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