El Camino de Santiago ha generado, a lo largo de su historia, un buen número de símbolos, como la concha del peregrino, el bordón, la calabaza, el Botafumeiro o la Compostela. Dentro de toda esta simbología, las cruces tienen mucho peso pero, de todas las cruces que podemos encontrarnos en el Camino de Santiago, hay una que destaca muy especialmente, el símbolo de los símbolos: la Cruz de Santiago.
Origen de la Cruz de Santiago: muerte, religión y lucha
La Cruz de Santiago, por su forma, nos recuerda con frecuencia a una espada y es un símbolo íntimamente vinculado a la Orden de los Caballeros del Camino de Santiago. De hecho, este diseño nació en el s. XII y aparecía estampado en el estandarte y en la capa de los miembros de esta orden.
La Orden de los Caballeros del Camino de Santiago se fundó bajo el reinado de Alfonso VIII y su misión era precisamente proteger a los peregrinos que hacían esta ruta. Por aquel entonces, el diseño de la Cruz de Santiago se parecía más a una espada, de forma mucho más sencilla, y todavía no se habían incorporado los remates en forma de flor de lis.
Lo que sí ya estaba en el s. XII era el color de la cruz, el rojo intenso, que representaría la sangre derramada por el Apóstol Santiago, primer mártir de los apóstoles, cuando fue decapitado en Jerusalén por orden del rey Herodes Agripa en el s. I.
Se entiende que esta forma de espada de la cruz estaría relacionada con la decapitación de Santiago, pero también con su carácter de caballero. De hecho, alguna leyenda cuenta que fue el propio Apóstol Santiago el que luciría este símbolo cuando se apareció a los cristianos durante la Batalla de Clavijo en el s. IX y que, de ahí, la habría copiado la Orden al ser fundada varios siglos más tarde.
La Cruz de Santiago en banderas y escudos
Además de ser un símbolo de la cristiandad, la Cruz de Santiago es un elemento común que encontramos en muchas banderas y escudos heráldicos.
Por supuesto aparece tanto en el escudo como en la bandera de la ciudad de Santiago de Compostela, pero también de algunos equipos deportivos gallegos.
La Sociedad Deportiva Compostela, club de la capital de Galicia, el Real Club Celta de Vigo o el Racing de Ferrol, lucen la Cruz de Santiago en sus insignias.
Y, cuando visitéis la ciudad del Apóstol, encontraréis este símbolo representado en muchos rincones.
La Cruz de Santiago en su postre más popular
La gran mayoría de los peregrinos y turistas que visitan hoy Santiago de Compostela saben que no pueden irse de la ciudad sin haber probado su postre más popular: la tarta de Santiago. No solo eso, sino que muchos de ellos se la llevan a casa para compartir con amigos y familia.
Esta deliciosa tarta de almendras cuyo atributo indiscutible es que no debe llevar harina, se reconoce por la silueta de la Cruz de Santiago contorneada en su superficie con azúcar glas.
Si bien tenemos noticias de la existencia de este postre en la ciudad de Santiago ya desde el s. XVI, momento en el que se denominaba Torta Real, pero que constaba ya de los mismos ingredientes, la decoración con la forma de la Cruz de Santiago es posterior.
Concretamente, fue la tradicional pastelería compostelana “Casa Mora” la primera que adornó sus tartas de Santiago con esta forma en el año 1924.
La Cruz de Santiago en Las Meninas
De entre los lugares donde podemos encontrar representada la Cruz de Santiago uno de los más llamativos es el famosísimo cuadro de Las Meninas, pintado por Velázquez y que, actualmente, se puede visitar en el Museo del Prado.
El pintor Diego Velázquez formó parte de la Orden de Caballeros del Camino de Santiago y, como tal, luce en su cuadro Las Meninas la Cruz de Santiago en su pechera. Sin embargo, aquí hay un pequeño misterio, ya que no estaría del todo confirmado que fue él mismo el que se retrató así. De hecho, lo más probable es que no lo hiciese.
Velázquez fue ordenado Caballero de la Orden del Camino de Santiago tres años después de pintar Las Meninas y solo vivió nueve meses más después de haber conseguido entrar en dicha orden. Por lo tanto, no está claro que tuviese oportunidad de añadir el detalle de la cruz al cuadro antes de su fallecimiento. De hecho, se dice que fue el propio rey Felipe IV el que pintó la Cruz de Santiago en honor del que había sido su gran amigo, tras la muerte del pintor. Así, habría quedado retratado para la posteridad y así quedaría también testimonio de uno de los principales símbolos jacobeos en una de las más importantes obras de la pintura universal.
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