Muchos peregrinos del Camino de Santiago deciden extender sus pasos y continuar caminando desde Compostela hasta la costa, poniendo fin a su Ruta Jacobea en las localidades de Fisterra o de Muxía, junto al Santuario de A Virxe da Barca. Caminar hasta Muxía, además, nos permite conseguir la «Muxiana«.
A nivel paisajístico es una experiencia increíble, ya que A Costa da Morte es una de las zonas más espectaculares para vivir el encuentro entre la tierra y el Océano en la lucha que libran las olas contra los escarpados y elevadísimos acantilados.
Tanto Fisterra como Muxía son localidades tradicionalmente vinculadas al Camino de Santiago y, en el caso de la segunda, tiene un peso enorme la leyenda de A Virxe de A Barca.
Seguramente muchos de vosotros habréis visitado el monumental Santuario de A Barca, una iglesia construida casi sobre el mar, pero ¿conocéis la leyenda que dio origen a este lugar?
El viaje del Apóstol Santiago
Los habitantes de la Península Ibérica parece que no trabamos gran simpatía con el Apóstol Santiago cuando llegó a estas tierras a evangelizar tras la muerte de Jesucristo, en el s.I. De esa historia parte la leyenda de la Virgen del Pilar de Zaragoza, y también la de A Virxe da Barca en Muxía.
En este rincón del noroeste, habitaban pueblos precristianos que rendían culto al sol. De hecho, no tan lejos de Muxía, en el Cabo Fisterra, el fin del mundo, se situaba el Ara Solis, ese altar que honraba al astro rey y que algunas fuentes cuentan que fue destruido por el propio Apóstol Santiago.
Se dice que estos pueblos recibieron la llegada del evangelizador con enorme aversión, y que incluso se burlaban de él. Por su parte, él, para castigarlos, rogó que la zona quedase para siempre sumergida bajo las aguas.
Muy decepcionado por el recibimiento que le habían dado las gentes de A Costa da Morte, el Apóstol Santiago se retiró un día a rezar a la zona de Punta Xaviña, donde se le apareció la Virgen que llegaba por mar en una barca. Ella lo consoló, le dio ánimos, pero también le comunicó que había llegado el momento de regresar a Palestina, ya que su misión de evangelización en Hispania había concluido.
De este encuentro habrían quedado en la costa una imagen de la Virgen y los restos del barco en el que ella viajaba, lo que hoy se conoce como Pedra de Abalar, Pedra de Os Cadrís y Pedra do Timón.
Pedra de Abalar, Pedra dos Cadrís y Pedra do Timón: las rocas que construyen la leyenda de A Virxe da Barca
Antes de hablar del Santuario de A Barca, debemos fijarnos, sobre todo, en las enormes piedras que se encuentran a sus pies. El culto a estas rocas está muy arraigado en la zona de A Costa da Morte.
Cuenta la leyenda que, igual que lo hicieron los restos del Apóstol Santiago a Padrón en el s. I, la Virgen llegó a Muxía en una barca, cuyos restos serían estas tres enormes piedras.
La denominada Pedra dos Cadrís sería el propio barco, A Pedra de Abalar sería la vela y, obviamente, A Pedra do Timón, sería el timón de la embarcación.
El nombre de A Pedra dos Cadrís, que se supone son los restos del casco del barco de la Virgen, recibe sin embargo su nombre por su forma de riñón. También porque se supone que pasar por debajo de ella tiene propiedades curativas, pero esto lo explicaremos más tarde. Lo que ahora nos interesa es que, bajo esta roca, apareció la imagen de la Virgen, sí, aquella que se supone que ella misma le entregó al Apóstol Santiago en el s. I, cuando él trataba de evangelizar estas tierras. Una vez recuperada, la imagen fue trasladada a la iglesia parroquial de la villa, de la que despareció, volviendo a ser encontrada bajo la piedra después.
Este sería el motivo por el que el Santuario de A Virxe de da Barca se construyó junto al océano y a las rocas, porque la propia Virgen lo habría elegido, decidiendo no moverse de allí.
Posiblemente, la roca más espectacular de todas es A Pedra de Abalar, un megalito de nueve metros de largo que, además se mueve o, al menos se movía hasta hace no mucho tiempo.
A Pedra do Timón sería la más pequeña y la tercera en importancia de entre las piedras que se encuentran junto al Santuario de A Virxe da Barca. Es la única que no tiene una función ni atribución mágica alguna, más allá de corresponderse con el instrumento de manejo de una barca de piedra, que ya no parece poco.
Las piedras “abaladoiras” entre la fe y la magia
Es más que posible que los ritos vinculados hoy a las rocas que rodean el Santuario de A Virxe da Barca estén relacionados ya con el culto megalítico pagano.
Las conocidas en Galicia como “piedras abaladoiras”, cuyo apoyo hace que puedan moverse con un esfuerzo mínimo, a pesar de su enorme tamaño, está relacionadas con ritos ancestrales en la cultura de pueblos celtas. Así, no solo las encontramos en Galicia, sino también en la Bretaña Francesa, en Escocia y en Gales.
Del conjunto de rocas que rodean el Santuario de A Virxe da Barca, la más famosa es esta Pedra de Abalar, la vela de la barca que, cuando se balancea (o se balanceaba) emite un sonido ronco. Según la leyenda solo se mueve (o movía) cuando las personas que se suben a ella están libres de pecado.
También se dice que, cuando se avecinaba un peligro, A Pedra de Abalar se movía sola, a modo de alerta. Aunque hoy debemos hablar en pasado de esos movimientos, ya que un temporal dejó la roca, hace varios años, en una posición estática.
A A Pedra dos Cadrís, además de atribuirle ser los restos del casco del barco de la Virgen, se le atribuyen poderes curativos. Los devotos deberían pasar nueve veces por debajo para curar sus enfermedades, sobre todo aquellas relacionadas con los riñones, la espalda y la cabeza.
El segundo domingo de septiembre, a menos que ese domingo sea día ocho, se celebra una multitudinaria romería, la más importante de A Costa da Morte.
El Santuario de A Virxe da Barca
A Virxe da Barca es patrona de los marineros y a ella entregan su devoción los que tienen que hacer un viaje por mar.
La primera ermita construida en la zona para honrar a A Virxe da Barca data del s. XII y el templo actual, de estilo barroco, se construyó en el año 1719, bajo la financiación de los Duques de Maceda, señores de las Torres de Cereixo. Los dos torreones de la fachada, sin embargo, son del año 1958.
Lamentablemente, en el año 2013 se perdió parte del interior del templo debido a un incendio. Entre otras espléndidas obras de arte, resultó calcinado al retablo barroco de Miguel de Romay que representaba a los doce Apóstoles rodeando a la Virgen sobre la barca. Por suerte, la imagen de la Virxe da Barca que se encontraba dentro del Santuario en el momento del incendio era solamente una réplica.
O Camiño dos Faros
Pero el Santuario de A Virxe da Barca no solo está vinculado al Camino de Santiago, sino que por él pasa también O Camiño dos Faros.
Esta ruta de senderismo cubre unos doscientos kilómetros de A Costa da Morte, de faro en faro. Dividido en ocho etapas, este camino cubre la distancia entre las localidades de Malpica y Fisterra, una ruta inolvidable entre altísimos acantilados y playas de finísima arena casi blanca.
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