La noche del 31 de octubre, en Galicia, celebramos el Samaín, que no es lo mismo que Halloween, aunque hay tantas similitudes que daría que pensar de dónde se han sacado algunas ideas los norteamericanos que presumen de haber exportado esta tradición a todo el mundo.
Pero una vez superada la noche en la que el mundo de los muertos y el de los vivos están más cerca que nunca, toca enfilar la época de los magostos. Y claro, aunque no sepas de qué se trata exactamente un magosto, seguro que ya puedes sospechar que, tratándose de Galicia, vamos a hablar de comer y de beber.
Porque los ingredientes tampoco son tan sofisticados, aunque sí que son todos de la mejor calidad. Solo necesitamos un buen grupo de amigos que se reúnan en torno al fuego, castañas y vino. También se suelen asar chorizos y, a veces, se finaliza con una tradicional queimada. Lo mejor, si el tiempo lo permite, es celebrarlo en un souto, es decir, en un bosque de castaños, pero la tradición ha extendido la celebración, si el clima es adverso, a los interiores de las casas, a las tradicionales lareiras. Y claro, también podrás festejarlos en plazas de centros urbanos.
El magosto es el culto a la castaña
Desde la época del Paleolítico, la castaña ha estado presente como uno de los principales ingredientes de la gastronomía popular. En el caso de Galicia, la castaña fue sustento fundamental de sus habitantes durante siglos, hasta la llegada desde América de la patata y del maíz. De hecho, a la castaña se la conoció durante mucho tiempo como el pan de los pobres.
La tradición del magosto podría ser milenaria ya que, no solo en Galicia, sino en otros lugares de España se celebraba, antes de la llega del cristianismo, la época de las cosechas de castaña y también de bellota. La celebración del magosto sería una especie de acción de gracias por los frutos del cultivo. Sí, lo de acción de gracias seguro que también os suena familiar…
En todo el norte de España puedes encontrarte todavía hoy con esta tradición: el Amagüesto en Asturias, la Moragá en Castilla León, la Chaquetía en Extremadura, la Magosta en Cantabria, Gaztañarre Eguna en País Vasco y Navarra o la Castañada en Cataluña. Incluso en algunos lugares de Portugal.
Aunque en el caso de Galicia, al igual que sucede con el tradicional Samaín, la celebración del magosto podría tener que ver no solo con la cosecha, sino también con la muerte o, más bien, con los propios difuntos. Según la tradición, las castañas simbolizarían el alma de los muertos. Por cada castaña del magosto, un alma quedaría liberada del Purgatorio. Al contrario, el vino sería el elemento que representaría a la vida. Y el fuego, en representación del sol, según la tradición celta, podría significar la fecundidad.
La celebración de los magostos en Galicia comienza el Día de Todos los Santos y, de un modo más o menos oficial, se extiende hasta el día del San Martiño, que se celebra el 11 de noviembre. Las zonas en las que esta fiesta está más extendida son las provincias de Lugo, más bien hacia el sur, y Ourense, que es la verdadera Capital del Magosto.
En Ourense, el San Martiño
San Martiño, o San Martín de Tours, es el patrono de la ciudad de Ourense. La fecha del 11 de noviembre es día festivo en la ciudad y es en la noche anterior en la que se celebran los mayores magostos, seguramente, de Galicia. El magosto de Ourense está declarado Fiesta de Galicia de Interés Turístico desde el año 2008.
La razón por la que tanto en la ciudad como en toda la provincia de Ourense los magostos tengan más relevancia que en el resto de Galicia se debe a que es en esta zona donde se han conservado más bosques de castaño, más soutos.
La festividad del San Martiño da el pistoletazo de salida a la siguiente gran tradición gastronómica de Galicia, a Matanza do Porco. Seguro que os suena aquello de que, a todo cerdo le llega su San Martín.
La recuperación de la castaña en la gastronomía de Galicia
La llegada de la patata acabó sustituyendo a la castaña en la gastronomía tradicional gallega, quedando vinculada al puntual consumo durante el otoño y prácticamente solo asada. Todos tenemos en el recuerdo los carritos con esos cucuruchos de castaña que tan bien nos calientan las manos en los primeros fríos del otoño.
También se le ha dado mucho uso como alimento para el ganado.
Pero, tras años en el olvido, la castaña va encontrando de nuevo su lugar y lo hace, principalmente, en las carta de los restaurantes con platos de lo más versátiles y sorprendentes.
Aunque tampoco debemos olvidar que, históricamente, la castaña ha sido la materia prima de uno de los postres más exclusivos, el Marrón Glacé. La primera fábrica como tal de este dulce se inauguró en Francia en 1882, pero todavía hoy, franceses e italianos de la zona de Piamonte se disputan su verdadero origen. En cualquier caso, en Galicia podemos presumir actualmente de algunas de las mejores elaboraciones de Marrón Glacé, por la calidad de la castaña y de los maestros pasteleros que las preparan.
Hoy, la castaña cuenta con su propia IXP (Indicación Xeográfica Protexida), Castaña de Galicia, y está muy presente en la gastronomía de otoño.
Así que ya sabéis, si os coincide la celebración de algún magosto mientras estáis recorriendo el Camino de Santiago o de ruta por Galicia, no dudéis en sumaros. Lo pasaréis bien, comeréis y beberéis y, quién sabe si, tal vez, acabéis salvando a algún alma del Purgatorio.
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