El Camino de Invierno es una variante del Camino Francés que busca alejarse de las inclemencias del clima en los meses de invierno. En lugar de entrar en Galicia por O Cebreiro, se desvía hacia el sur. A partir de Ponferrada se encamina hacia Las Médulas y de ahí los peregrinos caminan hacia O Barco de Valdeorras, atravesando la provincia de Ourense.
Es un trazado con una riqueza paisajística increíble, ya que pasa por la Ribeira Sacra, así que, además de ser una buena opción en los meses de frio, el Camino de Invierno es precioso durante el otoño, con todos los colores de las hojas en explosión cromática.
También recorre las zonas de varias denominaciones de origen, por lo que el Camino de Invierno es una buena oportunidad para catar vinos de excelente calidad.
Ponferrada, punto de partida del Camino de Invierno
En la localidad castellanoleonesa de Ponferrada se separan las rutas del Camino Francés tradicional y la alternativa, el Camino de Invierno. Ponferrada, que desde el siglo XII pasó a pertenecer a la Orden del Temple, acoge el magnífico castillo templario que es insignia de la ciudad y que se levantó, precisamente, como defensa del Camino de Santiago. Su construcción, acabada en el año 1282, se realizó sobre una pequeña fortaleza donde hubo un castro y más tarde, una ciudadela romana.
La misión de la Orden de los Caballeros del Temple, popularmente conocidos como Templarios, era la salvaguarda de los peregrinos que viajaban a los Lugares Santos. La expansión de la Orden de los Caballeros del Temple por Europa supuso que se encargasen de la protección de los peregrinos del Camino de Santiago.
Las Médulas y el oro de los romanos
La salida del Camino de Invierno se hace recorriendo el singular paisaje de Las Medulas, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1997. Este entorno es el resultado de la explotación a la que fue sometido por los romanos, ya que ésta se considera la mayor mina de oro a cielo abierto de la época del Imperio.
En el siglo III d. C. la mina fue abandonada. Esto propició que la vegetación autóctona de la zona volviese a poblarla. Cuando atravesemos Las Médulas nos encontraremos con castaños, robles y encinas que comienzan a anticipar el bosque gallego.
Aunque tampoco debemos olvidar que estamos en el Bierzo, tierra de vinos.
Todos los vinos del Camino de Invierno
El trazado del Camino de Invierno atraviesa cuatro denominaciones de origen de vinos de gran calidad. Todavía en tierras de Castilla León, nada más comenzar nuestra peregrinación, entramos en la D.O. El Bierzo, donde encontraremos caldos con terruño y personalidad propia.
Una vez nos adentremos en el provincia de Ourense, nos encontramos con la D.O. Valdeorras, cuya tradición nos lleva ya a época romana y que recupera variedades autóctonas de uva como son Godello y Mencía.
Lo del vino de la D.O. Ribeira Sacra es otra historia distinta a cualquier otra en cuanto al cultivo del vino se refiere. De hecho, aquí se habla de viticultura heroica, ya que los viñedos se plantan en bancales casi perpendiculares al rio, en los que apenas se puede caminar. Muchas veces, los accesos son en barca y la mecanización de los procesos es prácticamente imposible.
Algunos kilómetros más cerca de Compostela, cuando ya falte menos para llegar a nuestra meta a los pies del Apóstol Santiago, pasaremos por algunas zonas interiores de la D.O. Rías Baixas, seguramente la más popular de todas las denominaciones de origen de Galicia, con su archiconocida uva Albariño.
La Ribeira Sacra, venganza de los dioses
A nivel paisajístico, la Ribeira Sacra es, sin duda, la joya de este Camino de Invierno. La belleza de esta zona viene determinada por los profundos cañones que los ríos Miño y Sil han erosionado con el paso de los siglos entre montañas de importante desnivel. Las vistas desde los muchos miradores son sobrecogedoras.
Aunque lo cierto es que la leyenda achaca esta singular orografía a la disputa entre dos dioses, Júpiter, que se habría enamorado de la belleza de Galicia y que decidió regalarle el rio Sil como muestra de su amor, y su mujer, Juno, que, despechada por esta traición habría infligido una profunda herida en la amada de su marido. El vestigio de esta disputa y la cicatriz de aquella herida serían los cañones de la Ribeira Sacra.
Pero más allá de leyendas y de dioses, aunque no sintáis el espíritu peregrino, os invitamos a que hagáis una visita a la Ribeira Sacra, ya que vale muchísimo la pena, no solo por el entorno y por los vinos, sino también por los maravillosos monasterios de época del románico que podemos encontrar en la zona.
Monte Faro, punto más alto del Camino de Invierno
Aunque el Camino de Invierno pretende facilitar el recorrido de los peregrinos en los meses de climatología más adversa, no es un Camino de Santiago de trazado fácil. Algunas etapas tienen bastantes desniveles. Aún así, todas las pendientes valen la pena, porque nuevamente, a nivel paisajístico, el Camino de Invierno es una experiencia maravillosa.
El día ocho, en la etapa Chantada – Rodeiro nos encontraremos con el techo del Camino del Invierno, Monte Faro. A pesar de que el desnivel es importante, lo cierto es que se produce de un modo muy progresivo, así que no resulta especialmente duro. Lo mejor será la recompensa al llegar a la cumbre, ya que, si el tiempo acompaña, desde allí se pueden ver las cuatro provincias gallegas, el punto más alto de Galicia, Peña Trevinca, y otros lugares de montaña como Os Ancares, O Courel y Cabeza de Manzaneda. Vamos, que es como subir al cielo.
Y, contra el frio del Camino de Invierno, un cocido en Lalín
Pocos días antes de alcanzar la capital de Galicia, dormiremos en la capital del cocido. Y, si hacemos el Camino de Invierno en los meses más fríos del año, qué mejor que un buen cocido para entrar en calor.
La tradición del cocido en esta localidad es tan intensa que, el domingo antes de Carnaval se celebra la Feira do Cocido de Lalín, aunque nosotros recomendamos degustarlo en cualquier momento en el que tengáis ocasión.
La leyenda de la Reina Lupa y el Pico Sacro
Los que crecimos en Santiago sabemos que estamos llegando a casa cuando vemos aparecer el Pico Sacro. Pero más allá de un punto de referencia geográfica, este monte está cargado de leyendas. Una de ellas, muy vinculada a la Traslatio del Apóstol Santiago.
Se dice que Lupa fue una poderosa dama pagana, señora de las tierras del entorno de Santiago de Compostela y que Teodoro y Atanasio, los discípulos que condujeron al Apóstol Santiago a tierras de Galicia le pidieron ayuda para darle sepultura. Parece que la Reina Lupa, poco interesada en aquella empresa, los desvió hacia distintos destinos, con el ánimo de deshacerse de ellos. Finalmente, y, ante la insistencia de los discípulos, les regaló dos bueyes que debían recoger en el Pico Sacro. Se cuenta que allí los esperaba un dragón al que tuvieron que dar muerte. A continuación, los bueyes resultaron ser bravos. La Reina Lupa confiaba en que, con ellos, Teodoro, Atanasio y los restos del Apóstol se despeñasen por algún barranco y desapareciesen para siempre. Por supuesto, ante la presencia del cuerpo de Santiago, los bueyes se volvieron mansos y lo trasladaron al lugar que, en el futuro, sería su tumba. La Reina Lupa, después de tanto esfuerzo en vano para sus intereses, acabó convirtiéndose al catolicismo.
Así que recordad que, cuando lleguéis al Pico Sacro en vuestra última etapa del Camino de Invierno, no solo estaréis llegando a Compostela, después de haber recorrido uno de los trazados más hermosos del Camino de Santiago, sino siguiendo los pasos del Apóstol en su último viaje.
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