Varios siglos después de que Alfonso II el Casto caminase desde Oviedo hasta Santiago convirtiéndose en el primer peregrino en la historia del Camino de Santiago, otro miembro de la realeza de un país vecino se sintió llamado a realizar el peregrinaje a Santiago de Compostela.
Isabel de Portugal, esposa de Dionisio I de Portugal (Don Dinis o Don Denis), y también conocida como la Reina Santa, hizo la ruta siguiendo lo que hoy conocemos como el Camino Portugués. Su peregrinación, realizada en el siglo XIII, refleja no solo su profunda fe, sino también su carácter compasivo y su dedicación a las obras de caridad.
La reina Isabel de Portugal es recordada por su devoción religiosa y sus esfuerzos para mantener la paz dentro de su familia y su reino. Su peregrinaje a Santiago fue uno entre varios actos de piedad que la llevaron a ser canonizada por la Iglesia Católica. Siguiendo la ruta desde Portugal hasta Santiago, Isabel demostró que el Camino de Santiago unía no solo a España, sino también a sus vecinos en fe y devoción.
Esta monarca no solo fue partícipe en la definición de las fronteras de la Península Ibérica a través del tratado de Alcañices de 1297 sino que, con su peregrinación, marcó un precedente en la ruta portuguesa hacia Santiago de Compostela, siendo reconocida como la primera peregrina de renombre en realizarla.
Isabel de Portugal, reina peregrina y benefactora de la Catedral de Santiago
Tras la muerte de su esposo en 1325, Isabel inició una travesía de fe que la llevaría a dejar una huella imborrable en el Camino de Santiago. Partiendo de Odiuellas, pasando por Arrifana de Santa María, Isabel arribó a la Catedral de Santiago el 22 o 23 de julio de 1325. Su devoción se materializó en generosas donaciones a la catedral compostelana, un acto de piedad que se repitió en otra peregrinación en 1335, en la que acompañó a una pobre peregrina, demostrando su humildad y compromiso con los más necesitados.
En el transcurso de su primera peregrinación, Isabel fue acreditada con el milagro de curar a una ciega en Arrifana, un evento que solo añadió a su ya creciente veneración.
Isabel peregrina, una reina de Aragón en Portugal
Nacida en Barcelona o Zaragoza en 1271 y fallecida en Estremoz, Portugal, en 1336, Isabel fue la hija del rey Pedro III el Grande de Aragón. A los doce años, se unió en matrimonio con Don Denís de Portugal, reinando junto a él desde 1282 hasta 1325. Su amor por los desfavorecidos y su fervor religioso le valieron el cariñoso apodo de la Rainha Santa entre los portugueses.
Un tesoro peregrino
Isabel, conocida por su extrema piedad, emprendió su famosa peregrinación a mediados de 1325. El arzobispo Berenguel de Landoira presenció su llegada a Santiago, donde ella presentó un regalo sin precedentes al Apóstol Santiago: una caravana cargada de joyas y valiosos objetos, incluyendo su propia corona real, en lo que se considera una de las ofrendas más generosas jamás realizadas por un peregrino no español.
Canonización de la Reina Peregrina
Isabel eligió retirarse al Monasterio de Santa Clara-a-Velha en Coimbra tras su peregrinación. Allí, adoptó el hábito de la Orden de las Clarisas, pero sin hacer votos, lo que le permitió seguir administrando su fortuna para continuar su labor caritativa. Solo abandonaría el monasterio una vez más antes de su fallecimiento en 1336. Fue canonizada en 1625, reflejando su legado de santidad que había permeado en el pueblo portugués y más allá.
El milagro de las rosas y su recuerdo en Compostela
La leyenda más célebre sobre Isabel de Portugal es, indudablemente, el milagro de las rosas. La tradición cuenta que, al ser interrogada por Don Dinis sobre lo que llevaba en su regazo mientras salía a distribuir panes a los necesitados, las presuntas monedas se transformaron en rosas, demostrando su inocencia y santidad. A pesar de que el origen exacto de esta leyenda es difuso, está profundamente arraigada en el imaginario portugués.
Además, en Santiago, Isabel es reconocida como la fundadora de un hospital en la rúa da Raíña, un homenaje que busca perpetuar su memoria y la de su esposo. Aunque el hospital ya no existe, el nombre de la calle preserva su historia, a menudo desconocida para muchos portugueses y compostelanos.
Isabel de Portugal no solo fue una monarca y una peregrina, sino también una santa en el corazón del pueblo. Su legado trasciende las acciones y los milagros
Alfonso II el Casto e Isabel de Portugal, los grandes reyes peregrinos del Camino de Santiago
Los viajes de peregrinación de Alfonso II el Casto e Isabel de Portugal a la tumba del Apóstol Santiago son emblemáticos del profundo significado espiritual y cultural que el Camino de Santiago ha mantenido a través de los siglos. No sólo contribuyeron al desarrollo físico y espiritual de la ruta, sino que también subrayaron la importancia de la peregrinación como un acto de fe y devoción capaz de trascender estatus y fronteras.
Hoy, miles de peregrinos siguen sus pasos cada año, movidos por una amplia gama de motivaciones, pero unidos en el espíritu de búsqueda y descubrimiento que caracterizó a estos reyes peregrinos. Al recorrer el Camino de Santiago, no solo se sigue una ruta histórica, sino que se participa en una tradición viva que ha sido moldeada por figuras como Alfonso II el Casto, Isabel de Portugal y muchos otros reyes, cuyas historias continúan inspirando a peregrinos de todo el mundo.
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