Meigas en Galicia 

Desde el quejido de los pinos de nuestros extensos bosques, a esa costa de arena blanca pegada al verde de nuestra potente naturaleza. Allí donde elevados montes caen al mar para otear islas mitológicas en el horizonte. Del conjuro de la queimada al valor de los percebeiros y los héroes del vino. Mires a donde mires, todo en Galicia es magia. Y eso solo puede ser porque las meigas tienen algo que ver con todo esto.

La verdad es las brujas no han tenido muy buena prensa en el relato histórico, cuando lo cierto es que, si seguimos el rastro meramente objetivo de estas figuras, lo más probable es que fuesen mujeres que manejaban ciertos conocimientos, prácticas y sabiduría por encima de la media de sus congéneres.   Y también que, por ignorancia o por envidia, tantas veces fuesen repudiadas y penalizadas.

Sin embargo, el tema con las meigas en Galicia es un poco distinto. Aunque es posible datar documentos a partir del s. XIII, en los que se hace referencia a personas que hacen uso de la magia y se condenan estas prácticas con la excomunión, lo cierto es que, actualmente, el término meiga aquí tiene un significado positivo, cariñoso e incluso entrañable. A pesar de haber desempeñado el mismo papel oscuro, con sus particularidades locales, que fue censurado en el resto de Europa Occidental, las meigas son figuras de las que los gallegos nos sentimos orgullosos, las celebramos y las veneramos. Con el respeto que se merecen, claro.

Rutas Meigas

Tan buena es la acepción que tenemos en Galicia de las meigas, que hemos adoptado su nombre como adjetivo sinónimo de mágico. Y esa es la razón por la que nos llamamos Rutas Meigas, porque todos nuestros viajes pasan por lugares con encanto, con cierto embrujo también, si se quiere. Lugares donde desconectar y dejarse llevar por la naturaleza, la historia y nuestra riqueza gastronómica. Sitios en los que soñar despierto y recargar energía positiva.

Que Galicia es una tierra de meigas, es sabido por todos y, aunque muchos se resisten en creer en ellas, os podemos asegurar que “haberlas, haylas”.