Entre la infinidad de grafismos creados por la mano del hombre a lo largo de la historia, las cruces son de los más universales y su utilización se remonta a épocas muy lejanas. Este símbolo es también uno de los que suele tener un significado más trascendente a todos los niveles y, aunque es una forma de apariencia simple, está cargada de complejidad. Además, estamos hablando de un grafismo que tiene una enorme implicación en el Camino de Santiago.
A partir de la época del Románico, las cruces de piedra se hicieron bastante habituales a lo largo de toda la Europa continental, proliferando después hasta hacerse especialmente populares durante el Barroco.
A lo largo del Camino de Santiago podremos encontrarnos con cruces de todo tipo. Desde sencillas cruces de madera, una antigua tradición que los peregrinos han recuperado en los últimos años, hasta magníficos ejemplares de cruceiros de granito de enorme valor histórico artístico.
Pero todos los tipos de cuces relacionadas con el Camino de Santiago, hay una de muy especial relevancia, y es la Cruz de Santiago, esa figura que está entre cruz y espada y que se representa en un vivo color rojo.
La Cruz de Santiago, cruz de cruces del Camino de Santiago
La Cruz de Santiago nace vinculada a la fundación de la Orden de los Caballeros de Santiago, en el s. XII, cuyo objeto principal era la protección de los peregrinos del Camino de Santiago. Mitad cruz, mitad espada, la Cruz de Santiago destaca muy especialmente por su vivo color rojo, que se inspira en la sangre derramada por el Apóstol Santiago durante su martirio en Jerusalén y que destacaba sobre el pecho de las capas blancas de los caballeros de la Orden. En sus extremos, vemos una flor de lis, que simboliza el honor inmaculado de los caballeros.
Actualmente podemos encontrarnos la Cruz de Santiago en numerosos elementos. Algunos de gran significado, como el escudo de la ciudad de Compostela, y otros de menor trascendencia, pero muy populares, como la típica tarta de almendras que replica esta forma con azúcar glas.
Pero más allá de esta forma que simboliza como ninguna la figura del Apóstol Santiago, a lo largo de nuestra ruta del Camino de Santiago podemos encontrar otro tipo de cruces que llamarán nuestra atención, por su simbología y también por su valor artístico.
Cruces en el Camino de Santiago de valor histórico
Cruz de Roncesvalles
Es el primero de los famosos hitos que nos encontraremos en la ruta del Camino de Santiago si partimos desde Roncesvalles. Se encuentra a unos trescientos metros del centro urbano, saliendo hacia Burguete, en la primera etapa de este Camino de Santiago que finalizaremos en Zubiri. Este crucero de piedra recuerda a los antiguos cruceros celtas, de cruz anillada. En los remates de los brazos podemos ver una flor de lis, igual que sucede en la Cruz de Santiago.
Crucero de Gamonal
En la entrada a la ciudad de Burgos, en la etapa del Camino Francés que parte desde Atapuerca, podremos visitar el Crucero de Gamonal, del s. XV, de estilo gótico, y que se encuentra junto a la iglesia de Santa María la Real. Coronado por un Cristo crucificado y la Virgen María con el niño Jesús, bajo ellos podremos ver a Santiago peregrino.
Cruz de Fierro
En la etapa de nuestro Camino de Santiago entre Foncebadón y Ponferrada, pasado el puerto del monte Irago, nos encontraremos con uno de los lugares más míticos de la ruta jacobea: la Cruz de Fierro. Este hito es un poste de roble, de unos cinco metros de altura, coronado por una cruz de hierro. En su base, podremos ver la enorme cantidad de piedras que los peregrinos han ido dejando a lo largo de los años. Este es el mayor humilladero o milladoiro de todas las rutas del Camino de Santiago. La tradición dice que los peregrinos deben portar en sus mochilas una piedra desde su lugar de origen y depositarla en la Cruz de Fierro para librarse de todas sus culpas y penas.
Cruceiro de O Cebreiro
Situado en uno de los lugares más emblemáticos del Camino de Santiago, en la entrada del Camino Francés a Galicia, muestra muy claramente la influencia jacobea y el culto al Apóstol Santiago. La figura de Santiago peregrino aparece en el fuste de este cruceiro y, en las esquinas del capitel podremos ver varias vieiras, otro de los grandes símbolos del Camino de Santiago.
Cruceiro de Melide
Del siglo XIV y con reminiscencias del Románico, de él han dicho muchos, entre otros el insigne Castelao, que es el cruceiro más antiguo de Galicia. También es uno de los más fotografiados. Se encuentra en el centro urbano de la localidad de Melide, de enorme tradición jacobea, junto a la iglesia de San Roque.
Cruceiro do Home Santo en Santiago
Cuando entramos, por fin, en la ciudad de Compostela, la meta de nuestro Camino de Santiago, el Camino Francés nos hará recorrer la emblemática Rúa de San Pedro. Al final de esta, en el lugar denominado Porta do Camiño y, más concretamente, en la Plaza 8 de marzo, podemos ver el Cruceiro do Home Santo. De estilo gótico, representa la crucifixión de Cristo. Hace un siglo aproximadamente, fue trasladado a Lavacolla, pero finalmente acabó regresando a su (casi) ubicación original.
El cruceiro que recuerda el Camino de Santiago desde Ushuaia
Pero no todos los cruceiros relacionados con el Camino de Santiago se encuentran en las vías que conducen a Compostela por la Península Ibérica. Cerca del Cabo de Hornos, en el mítico archipiélago de Tierra de Fuego podremos ver un cruceiro de innegable aire galaico. Situado a las orillas del Canal de Beagle, en Ushuaia, presenta elementos jacobeos, como la vieira del peregrino.
Los diecisiete cruceiros de la Traslatio
A lo largo de esta ruta marítimo fluvial que sigue los pasos que los discípulos Teodoro y Atanasio recorrieron con el cuerpo del Apóstol Santiago por tierras gallegas, podemos encontrar hasta diecisiete cruceiros de piedra que nos marcan la senda en riberas e islotes. Esta ruta es un auténtico Via Crucis marítimo único en el mundo. En Punta Patiño encontraremos el grupo más significativo, el Calvario, tres cruces que recuerdan al Apóstol Santiago y sus dos discípulos.
La tradición de las cruces y las piedras en el Camino de Santiago
Desde la Edad Media hasta hoy, han llegado a Compostela miles de peregrinos procedentes de distintas partes del mundo. Una de las tradiciones más antiguas que se conservan es la de que los peregrinos del Camino de Santiago vayan dejando cruces y piedras a lo largo del mismo, como vimos en la Cruz de Fierro. Estos símbolos también ayudan a marcar el recorrido y sirven de guía a los peregrinos.
Algunas de las cruces también se han ido depositando a lo largo del Camino de Santiago en memoria de seres queridos fallecidos.
En relación con esta tradición de depositar piedras o cruces a lo largo del Camino de Santiago, se ha popularizado también dejar todo tipo de objetos que den testimonio de nuestro paso por la Ruta Jacobea. Y, aunque dejar atrás nuestras cargas forma parte de la experiencia del Camino de Santiago, debemos recordar que esta es una figura metafórica, que la que sale liberada del recorrido es nuestra alma y que no es necesario dejar ningún elemento material que el Camino no necesite.
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