La leyenda de Vakner y el Camino de Santiago están estrechamente unidos en la conciencia colectiva de los peregrinos. Esta figura mitológica, de la que podemos ver una estatua conmemorativa en la localidad de Dumbría (A Coruña), en el Camino a Finisterre, representa a un hombre lobo que aterrorizaba a los peregrinos a finales del s.XV.
El Camino de Santiago, experiencia espiritual, legendaria y mitológica
El Camino de Santiago se ha convertido, a lo largo de los siglos, en una experiencia trascendental para los peregrinos, que despierta innumerables emociones y transforma vidas.
Los peregrinos, a lo largo de la Ruta Jacobea, se enfrentan a desafíos físicos y mentales a medida que avanzan por el camino y, a menudo, encuentran un espacio sagrado de introspección y comunión con la naturaleza.
Cada paso en el Camino de Santiago es una oportunidad para encontrarse a uno mismo y conectar con los demás peregrinos, creado así, además una comunidad única y especial.
Pero no debemos olvidar que esta red de rutas de peregrinación converge en Galicia, Terra Meiga, un lugar lleno de leyendas.
Ya de por sí la extensión del Camino de Santiago hasta Finisterre, el que era considerado fin del mundo, nos conecta con la mitología celta de los pueblos que vivieron en esta zona, pero avanzando un poco más en los siglos, concretamente en el s.XV es cuando nos encontramos con la leyenda de Vakner.
La leyenda de Vakner, un espíritu ancestral en el Camino de Santiago
Desde el s. XV hasta hoy, la leyenda de Vakner es una historia que ha sido transmitida de generación en generación, aunque exista un único testimonio firme y por escrito de su presencia en el Camino de Santiago, y es la del arzobispo armenio de Arzendjan, llamado Mártir o Mártiros, que narró haberlo encontrado en el año 1493.
Este obispo viajó por toda Europa entre los años 1489 y 1496, visitando reliquias y santuarios en una penosa y larguísima peregrinación. Llegó a Santiago por el Camino del Norte y, como muchos otros peregrinos continúan haciendo hoy, él siguió su peregrinación hasta Finisterre. En la ciudad de Compostela permaneció cerca de tres meses.
La aparición del Vakner se sitúa justo en el momento de la historia en que se sabría que había otro mundo más allá de Finisterre. La peregrinación del arzobispo Mártiros marca ese momento de cambio. Él salió a conocer el fin del mundo y, cuando llegó a él, el mundo ya era otro distinto.
Pero Galicia todavía era, y lo sigue siendo hoy, tierra de misterios, por eso, a lo largo de su viaje por nuestra geografía, Mártiros habló de variados encuentros mágicos con la naturaleza, con los espíritus misteriosos que habitaban en esta Terra Meiga, y con bestias salvajes muy peligrosas. De entre todas ellas, destacó al Vakner, un animal grande y muy dañino al que consiguió sobrevivir, toda una hazaña según su propio testimonio.
Con el tiempo, Vakner se acabaría convirtiendo en una figura mitológica, a la que se atribuyeron formas de toro o incluso de dragón, aunque la versión más consensuada hablaría de un hombre lobo, o lobisome, como se dice en Galicia.
El testimonio de Mártiros aparece reflejado en el Manuscrito Armenio, que se conserva en la Biblioteca Nacional de París.
Esta criatura antropoide de apariencia licantrópica acecharía a los peregrinos a lo largo de la historia, también a grandes grupos, cuyo paso por el Camino de Santiago hacia Finisterre trataría de impedir en los bosques de Dumbría.
La escultura de Vakner en el Camino de Santiago
Es justo en el cruce del Camino Real, donde el peregrino decide sus pasos entre Finisterre y Muxía, donde se ha situado la obra del escultor compostelano Cándido Pazos que representa al lobisome Vakner, en la única escultura a un hombre lobo que podemos encontrar en toda la geografía española. Se trata de una pieza escultórica de bronce de cinco metros de alto.
Cándido Pazos es un conocido artista compostelano, pero también es uno de los mayores embajadores para la promoción y difusión del Camino de Santiago. A esta ruta ha dedicado más de sesenta piezas de arte de gran tamaño. Destacan, entre todas ellas, la Puerta de Europa, o Porta Itineris Santi Iacobi ubicada en la zona de San Lázaro, justo a la entrada del Camino Francés en la ciudad de Compostela.
El lugar exacto desde el que hoy nos vigila el Vakner de bronce de Cándo Pazos se conoce como Marco do Couto y está situado en Figueroa, Concello de Dumbría y, aunque puede que sea solo una estatua, andaos con cuidado, porque se dice que el espíritu de Vakner todavía vaga hoy por el Camino de Santiago.
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