La lamprea, un pequeño monstro prehistórico.
La lamprea no es el pescado más común de nuestra gastronomía, sin embargo, es posible que sea el más antiguo. Con toda probabilidad, su origen es anterior al de los dinosaurios y, ¡ojo! porque ella todavía sigue aquí. Se estima que podemos tirar del hilo de su historia unos 500 millones de años y, en todo este tiempo, apenas ha evolucionado.
La lamprea: el vampiro de agua.
Si nos la encontramos cruda o viva en algún restaurante, previa a su preparación, seguramente pensaremos que es un pariente mayor de la anguila. Y mucho más feo, también. Sin embargo, a pesar de su parecido físico, no tienen ningún parentesco. Lo cierto es que la lamprea es un vampiro de agua.
Una vez superada la primera impresión, y confusión, si nos fijamos en su boca enseguida nos daremos cuenta de que su parecido con las anguilas desaparece por completo. Y, cuidado, aquí es mejor no asustarse. La boca de la lamprea merece un capítulo aparte en cuanto a mundo animal. Es redonda, está llena de varias filas concéntricas de dientes córneos y ejerce la misma función que una ventosa. Si las veis en el vivero de algún restaurante, podréis observar cómo, con esa boca adherente, se fija al vidrio. Si las vieseis en su hábitat natural, sabríais que su función real es la de atrapar a sus presas. Una vez la víctima está bien agarrada, la lamprea perfora su piel con su lengua y le succiona la sangre. Sí, lo de vampiro de agua no era ninguna exageración, porque el alimento de la lamprea es la sangre. En Galicia también se la conoce como chupona.
La sangre también se cocina.
Sí, si el alimento de la lamprea es la sangre, ella misma también es exanguinada y su sangre se utiliza para su propia preparación, concretamente para hacerla a la bordalesa, con toda seguridad la forma más popular de cocinarla.
A pesar de su poco apetecible aspecto, lo cierto es que la lamprea está considerada un manjar, aunque su sabor es tan particular, que aquí no hay medias tintas: o la adoras, o la odias. Es imposible comparar su sabor con el de ningún otro pescado y el secreto de su preparación está más en saber limpiarlo que en dominar las distintas recetas de lamprea.
En Galicia, como no podría ser de otro modo, la hacemos hasta en empanada.
Fuera de temporada no se puede encontrar la lamprea fresca, aunque sí que es posible adquirirla ahumada y rellena. No es lo mismo, que conste.
Galicia, territorio lamprea.
La lamprea vive en el mar, pero se reproduce en agua dulce, por lo que migra a los ríos durante la primavera. Su ciclo vital es similar al del salmón. La pesca de la lamprea se practica en rio, los meses de veda son de febrero a mayo, por tanto, las fechas ideales para consumirla.
En España, la lamprea se pesca únicamente en Galicia, principalmente en los ríos Miño, Ulla y Tambre. En este último, debido a la escasez de ejemplares, se está realizando un trabajo de recuperación de la especie. La forma más tradicional de la captura de la lamprea son las denominadas “pesqueiras”, unas construcciones en piedra a la orilla de los ríos que datan de época romana, aunque dependiendo de las zonas, se aplican artes de pesca muy diferentes, como redes, nasas, butrones, cangallas o fisgas.
La localidad más popular para el consumo de lamprea es Arbo, que celebra su “Festa da Lamprea” hacia finales de abril.
Ya sea en Arbo o en cualquier otro de los muchos restaurantes de Galicia que están especializados en la elaboración de este manjar, nuestro consejo es probarla, siempre. En la mayoría de establecimientos, además, nos aconsejarán un maridaje apropiado de vino para que la experiencia sea todavía más gratificante. Si os gusta, os enamoraréis para siempre y, si no, haber probado un pescado prehistórico como la famosa lamprea gallega será una experiencia que bien valdrá ser contada.
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